Antes de analizar el problema de la educación en España, cabría reflexionar antes sobre el concepto que se tiene de lo público y lo privado.
Desgraciadamente, en nuestro país ha habido siempre un desprecio a lo público. Siempre se ha identificado con escasez, con un último recurso para recibir un servicio o un bien. Quien recibe prestaciones públicas es porque no puede pagárselas. Y es sorprendente ver cómo esta idea está hoy más vigente que nunca.
Resulta curioso ver como países ricos como Holanda (el cual tengo la suerte de conocer, así como de hablar con amigos holandeses) o Islandia, asisten boquiabiertos a la costumbre que tenemos los españoles de despreciar el sector público y costearnos esos servicios con nuestros bolsillos, pagando así dos veces por lo mismo, (y estamos hablando de paises con unos impuestos infinitamente más altos que en el nuestro). En Holanda o Islandia prácticamente nadie piensa en hacerse un seguro sanitario privado o en llevar a sus hijos a la escuela privada, sencillamente porque la pública es tan buena que nadie se lo plantea.
Con el enorme desarrollo económico de España en los últimos 20 años, se ha desaprovechado una ocasión de oro para hacer un sector público fuerte. Muchos políticos se han empeñado en desmontarlo con la excusa de reducir los impuestos. ¡Quien quiera sanidad o educación de calidad que se la pague! queriendo sin duda imitar el sistema de Estados Unidos, ignorando seguramente que las personas sin cobertura sanitaria, por ejemplo, se cuentan por millones.
El segundo aspecto importante que habría que destacar es el hecho religioso en España. La Iglesia Católica ejerce una incuestionable influencia en nuestro país, a diferencia de lo que ocurre en el Norte de Europa. Tradicionalmente se ha apropiado de una serie de valores que no les pertenecen. Son propiedad del Ser Humano, del sentido común. Y con ese ideario ha provocado que haya un sentir de que "los curas algo bueno les enseñarán", atrayendo hacia sus centros a personas temerosas de que se produzca en sus hijos un "desarraigo moral" falso en absoluto.
Por otra parte, la enseñanza privada y la iglesia católica han ido de la mano desde siempre, muchas veces enseñando valores totalmente inconstitucionales, como la separación por sexos, o la discriminación a personas en razón de su orientación sexual.
En tercer lugar habría que preguntarse qué piensa la sociedad de la escuela, de la educación, de los maestros, de los profesores. Pues bien, por mi condición de profesor, creo tener una posición privilegiada al respecto. En mis conversaciones distendidas con mi entorno familiar y social, cuando sale el tema de los profesores, siempre sale la misma canción: el horario y calendario laboral, para a rengón seguido admitir (quizás por no calentarme) la dificultad de nuestra labor, en un tono totalmente demagógico. El desprecio por el profesorado es absoluto.
¿Por qué países como
Finlandia figuran en los primeros lugares del informe PISA?
1. Se educa libre de dogmas religiosos o morales.
2. La educación es pública. Y el acceso a la misma se hace mediante unos criterios de selección rigurosísimos. El profesorado es de un altísimo nivel.
3. El docente está considerado una pieza fundamental en la sociedad.